LETRA - Aguardiente - Microbio - LETRA
De pequeño tuve un sueño, soñé con ser escuchado.
Ahora que soy escuchado no sé por qué, ni que contaros.
Antes rimaba por fluir y autodescubrirme.
Ahora me quiero cubrir, sin tema no sé qué decirte.
No tengo una meta clara, ni un propósito, ni un objetivo
y me estresa muchísimo no saber para que vivo.
Sigo pensando en el hip hop cuando escribo,
aunque nos dejan fuera del panorama por sonar distinto.
La gente que nos descubrió en el underground
siente recelos desde que nuestro público es masivo.
¿De qué te crees que vivo, tío? Hago malabarismos
entre amar el arte y sacar disco, y no siempre es lo mismo.
De hecho, es casi un oxímoron: industria musical.
Si el arte es alimento soy omnívoro, aunque digiero fatal
el pienso que te dan los medios omnímodos
que son el mal; los enormes reptiles ignívomos,
que el paladín quiere empalar con espadas del paladar
para trazar mandalas en paz por el resto de sus días.
A veces siento que yo soy la propia rima
y que el Microbio es solo otro avatar, otra forma de vida,
y yo debo hacerla vibrar porque está muy perdida
y necesita mi pura energía para sentirse capaz,
para poder escapar del río que en su propia herida
nace y no encuentra final, nunca llega al mar.
En un extraño lago desemboca
donde se acumulan burlas, halagos, besos y mofas de un tropel de bocas
que de boca en boca invocan a este puto Dragón Kahn:
la fama y la soledad, los miedos se enrocan.
Cuando siento lo contrario, que solo soy el Jandro,
que el Microbio ni siquiera existe, que os estoy engañando.
Leí que a eso lo llaman “síndrome del impostor”.
Yo le caigo bien a todos menos al que me conoce a fondo.
Y eso me jode un montón.
Desde el colegio me he creído un tipo listo y está visto que soy el más tonto.
Sé juntar palabras y hacerme el interesante,
pero no conservar a la gente. No se interesarme.
Es otro mensaje urgente, poesía decadente
que repito hasta que entre, hasta que me caliente, hasta que reviente.
Yo solo quiero volver al vientre.
Me siento solo, no sé si solo se me siente.
No sé qué se siente, tampoco sé si sé cómo se miente.
Sé lo siguiente, que el miedo no es buena simiente
y el corazón se arrepiente. Hoy te guardo rencor (¡mierda!),
me prometí que eso jamás iba a pasar.
Maldita sensación de quiebra, vacío emocional, karma.
¿A quién le echo la culpa? El cerebro es un arma
para no encajar jamás la verdad,
en la mayor soy responsable de lo que me pasa.
Salgo de casa. Quiero ser feliz y no me dejo,
en este jodido mundo yo te quiero hacer feliz y no lo hago.
Mando cartas de amor muy lejos
y gente que no conozco me grita que soy “el puto amo”.
Y ni puto, ni amo (dos palabras que aborrezco),
yo quería ser tu amigo, tu hermano, sentirme aceptado.
Tanto sobre-análisis me está dejando a un lado, anulado.
Ya no sé de qué me quejo.
Yo no sido activista, soy el más humilde músico
que no toca instrumentos, que esconde su ira en público
y su impúdico odio elude, que escribe mentiras
cuando intenta ser sincero. ¿A quién quieres que salude
por el móvil? ¿A tu amiga? ¿Y qué quieres que le diga?
Claro que me echo una foto, ¿que qué guay que sea tan cercano?
¿Qué soy? ¿Un marciano? Ábreme para hablarme un martes,
no en este agobiado sábado delante de toda la gente.
No soy un hombre influyente, ni un salvador, ni un sabio,
solo soy un tipo con un micro pegado a los labios.
Cuando se apaguen los focos y baje del escenario
tan solo seré un loco, otro lobo estepario.
Y yo no sé si sé cómo se miente.
Se lo siguiente, que el miedo no es buena simiente
y el corazón se arrepiente, y no conozco aliciente mejor
para aliviar este dolor con aguardiente.
Sirva otra.
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